Couverture de Carlitos, el niño que llegó a ser emperador

Carlitos, el niño que llegó a ser emperador

Carlitos, el niño que llegó a ser emperador

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ResumenEste cuento narra la historia de Carlitos, un niño que creció entre juegos y sueños para convertirse en uno de los emperadores más poderosos de Europa: Carlos V. Pero no lo hizo solo. Le acompañaron dos amigos muy especiales, Erik el caballero y Martha la amazona, con quienes vivió aventuras llenas de magia, decisiones importantes y momentos inolvidables. Juntos, nos enseñan que el verdadero poder está en la amistad, la sabiduría y saber cuándo parar.CuentoEn un país muy muy lejano en el sur, en una ciudad muy pequeñita llamada Cáceres, vivían el caballero Erik y la Amazona Martha. Erik y Martha pasaron mucho tiempo con Carlos v su amigo el emperador.Capítulo 1: El niño que sería emperadorHace muchos años, en la ciudad de Gante, nació un niño llamado Carlos. Su familia era tan importante que desde el primer día todos decían:—¡Este niño será rey!Pero Carlos no estaba solo. Tenía dos amigos muy especiales: Erik, un joven caballero con una capa azul, y Martha, una valiente amazona que montaba a caballo como el viento. Vivían en un castillo mágico no muy lejos, y a veces se colaban en el palacio para jugar con Carlitos.—¿Qué quieres ser de mayor? —le preguntaban.—No lo sé... dicen que rey, duque, emperador... ¡pero yo solo quiero jugar con vosotros!A Carlitos le gustaba el pan con miel, los perros grandes y las espadas de madera. Con Erik y Martha se pasaba el día inventando batallas, rescatando castillos y riendo a carcajadas.Pero un día, los adultos le dijeron:—Carlos, debes prepararte. Te esperan grandes responsabilidades.Y aunque le costó dejar los juegos, Carlitos empezó a estudiar. Lenguas, historia, política... ¡hasta etiqueta en la mesa! Erik y Martha, que venían de vez en cuando en dragón o a caballo, lo animaban:—¡Tú puedes, Carlos! Pero no olvides divertirte de vez en cuando.Capítulo 2: Carlitos en EspañaCuando tenía 16 años, Carlos tuvo que viajar a un lugar llamado España, donde lo esperaban para convertirlo en rey. No hablaba español y estaba un poco nervioso. Pero Erik y Martha lo acompañaron en secreto en el barco, escondidos en un barril de manzanas.Al llegar, todos gritaban:—¡Viva el rey Carlos!Carlos sonreía... pero no entendía nada.—¿Qué han dicho? ¿Me quieren o me están regañando? —preguntó.—Te quieren —rio Martha—, pero sería buena idea aprender español.Así que Carlos se puso a estudiar como nunca. Erik le enseñaba palabras mientras jugaban al ajedrez. Martha le traducía canciones. Poco a poco, Carlos comenzó a entender a su gente... y su gente empezó a quererle de verdad.Durante su viaje por ciudades como Valladolid, Toledo y Burgos, Carlos no solo fue un joven rey serio: también reía con sus amigos, se disfrazaba de campesino para escuchar al pueblo, y una vez incluso bailó flamenco en secreto en una plaza, mientras Martha tocaba las palmas.Se estaba convirtiendo no solo en un rey, sino en un buen rey.Capítulo 3: El emperador que se cansó de mandar tantoCon el tiempo, Carlos fue nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Era el jefe de muchísimos territorios: España, Alemania, Austria, Flandes, Italia, América... ¡Casi medio mundo!Pero claro... eso no significaba más fiestas, sino más trabajo.Erik le preguntó una noche:—¿No te cansas de firmar tantos papeles?Y Carlos suspiró:—A veces sueño con volver a Gante y jugar con espadas de madera...Martha le dio una idea:—Entonces, cuando ya hayas hecho tu parte, podrías... dejarlo.—¿Dejar de ser emperador?—Sí —dijeron los dos—. Para ser Carlos, tu mejor versión. No el título, sino la persona.Carlos se quedó pensando.Después de muchos años de guerras, tratados, decisiones difíciles y viajes interminables, Carlos V decidió retirarse. Le dio la corona de España a su hijo Felipe y se marchó a un lugar tranquilo en Yuste, al norte de Extremadura, rodeado de naturaleza.Allí, Erik y Martha lo visitaban a menudo. Paseaban juntos, tocaban música, hablaban de dragones, de aventuras... y también de la importancia de saber cuándo parar.Carlos ya no necesitaba una corona para ser grande. Su sabiduría, su amistad y su bondad lo acompañarían para siempre.Y colorín colorado este cuento se ha acabado.Buenas noches Erik, buenas noches Martha.466;20.06.2025;otros This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit sanjorge.substack.com
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